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Nutrición en las distintas etapas del ciclo vital

El embarazo es una de las etapas de la vida de una mujer que requiere de mayor atención, no sólo por las demandas del producto de la gestación, sino también por la salud de su madre, ya que hay diferentes situaciones de riesgo que podrían atentar contra su bienestar, influyendo también, sobre el desarrollo adecuado del bebé. Como ejemplo de esas situaciones, se puede mencionar la edad materna (el peligro es mayor cuando la mujer es menor de 15 años o mayor de 35), el número de hijos (a medida que aumenta el número de hijos, aumenta también el riesgo de complicaciones del embarazo), el intervalo intergenésico (es el espacio de tiempo comprendido entre una gestación y la siguiente; si ese tiempo es menor de dos años, el riesgo es mayor), el bajo peso materno al comenzar el embarazo, la carencia de micronutrientes (anemia), el hábito de fumar, entre otras.

Durante la gestación la madre atraviesa por dos etapas:
La primera, durante los dos primeros trimestres, en los que el feto crece escasamente y la madre conserva una gran proporción de los nutrientes que ingiere para acumular grasas de reserva, que luego se utilizarán poco antes del parto para la síntesis de leche.
La segunda etapa es en el último tercio de la gestación, donde el crecimiento del feto es muy rápido, gracias a un aumento en la transferencia de nutrientes por parte de la placenta.

La antropometría (medición del peso y la talla) es una de las herramientas más exactas para evaluar el estado nutricional de la mujer embarazada, y otra de sus ventajas es su bajo costo y su fácil aplicación. Es importante evaluar correctamente a la embarazada durante el transcurso de todo el proceso, y conocer el peso con el que ha comenzado su gestación.

Es posible que durante el primer trimestre la madre no aumente de peso, ésto se debe a la presencia de náuseas y vómitos que no permiten aumentar la ingesta. Por éso se le recomienda reducir los volúmenes de cada comida, fraccionando su alimentación por lo menos en 6 veces a lo largo del día. Lo ideal es un aumento gradual desde el primer mes de embarazo.
En este período (primeros 3 meses) se recomienda aumentar entre 1,5 y 2 Kg. En el segundo trimestre, alrededor de 3,5 kg y el resto en el último trimestre. Del aumento total de peso sólo la mitad es atribuible al producto de la concepción (feto, placenta y líquido amniótico) y el resto corresponde al aumento de las reservas grasas maternas, del volumen sanguíneo y del tamaño de los órganos de reproducción (útero y mamas).

Es importante tener el peso adecuado para:
– Asegurar un adecuado crecimiento y desarrollo infantil.
– Favorecer la lactancia.
– Mantener un buen estado nutricional luego de la gestación.

-Si la ganancia de peso materno es inadecuada, el niño tiene alto riesgo de nacer con bajo peso, siendo más vulnerable a diversas enfermedades.
-Si la madre no tiene la ingesta suficiente, posee alto riesgo de producir alteraciones neurológicas en el feto, menor capacidad de aprendizaje y menor desarrollo intelectual.
-Si el aumento es excesivo, la madre tiene riesgo de presentar complicaciones como hipertensión, diabetes gestacional y problemas en el parto, retención de líquido y formación de trombos en las arterias

Por eso, la embarazada debe comer según sus requerimientos, teniendo una dieta equilibrada en proteínas, grasas e hidratos de carbono, correctamente planificada por un profesional idóneo en el tema.
Es fundamental el seguimiento del peso materno por parte de un especialista.

 

Cuánto aumentar en el embarazo?

Es importante conocer el peso y la talla de las mujeres antes del embarazo y controlar el aumento de peso en el curso del mismo. Las madres con bajo peso deben recibir tratamiento nutricional inmediato, ya que tienen alto riesgo de tener bebés con bajo peso, que se asocia a mayor probabilidad de enfermar y morir.

El aumento de peso recomendado depende del peso que tenía la mujer antes del embarazo:

  • Si la mujer empieza su embarazo con bajo peso, el aumento deseable durante toda la gestación será de 12 a 15 kg aproximadamente.
  • Si la mujer empieza su embarazo con peso normal, el aumento recomendable durante todo el proceso será de 9 a 12 kg aproximadamente.
  • Si la mujer empieza su embarazo con sobrepeso, el aumento deseable durante toda la gestación será de 7 a 9 kg aproximadamente.

 

Para las embarazadas adolescentes y las mujeres con embarazos múltiples el aumento debe ser de 14 a 18 kg. El embarazo en la adolescencia es una situación de riesgo nutricional  porque aproximadamente el 10% de recién nacidos de madres de 15 a 19 años tienen bajo peso al nacer.
Es muy probable que las mamás de baja talla (menor a 1,57m) también tengan bebés con bajo peso, debido a que la talla influye en el tamaño de la placenta. Las mamás de bajo peso antes del embarazo también tienen placentas pequeñas.   En síntesis, para que el bebé nazca sano es importante que la madre concurra a todos los controles recomendados por el obstetra, donde se evaluará el aumento de peso y se le harán ecografías, controlando la evolución del embarazo, y promoviendo que lleve a cabo una alimentación adecuada a su peso pregestacional y a la situación por la que atraviesa.

La alimentación de la mujer embarazada debe ser completa, variada y equilibrada, para suministrar todos los nutrientes indispensables para la correcta formación del bebé, es por ésto que debe incluir en su dieta leche o yogur; al menos una porción de carnes al día (el hígado es muy rico en hierro, mineral crítico en la anemia); frutas y verduras frescas de todas las clases; cereales, pastas, pan o galletitas; y agua apta para el consumo (2 litros por día como mínimo). La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda un aporte energético adicional de 150 calorías por día durante el 1° trimestre de la gestación, y de 350 calorías por día a lo largo de los meses posteriores, de ahí la importancia de un plan alimentario suministrado por un profesional de la nutrición.

 

Una vitamina que requiere de mayor atención: Ácido fólico y embarazo

Los defectos del nacimiento o anomalías congénitas se caracterizan por presentarse muy tempranamente y por una muy limitada probabilidad de recuperación satisfactoria.
Por esta causa, su prevención debería ser prioritaria ya que muchas de estas anomalías pueden ser evitadas. Dentro de un enfoque preventivo deben diferenciarse tres categorías:

  • La prevención primaria, que implica evitar los factores causales.
  • La prevención secundaria, que incluye la detección temprana.
  • El tratamiento médico y la prevención terciaria, que implica la cirugía pediátrica.

El tubo neural es una estructura embrionaria que, al desarrollarse, se convierte en el cerebro y la médula espinal. Cuando este proceso no se presenta en forma completa se produce el defecto de cierre del tubo neural (DCTN). Los DCTN más frecuentes son: la espina bífida y la anencefalia.
La espina bífida es una de las causas más importantes de parálisis infantil y discapacidad motora. La anencefalia es absolutamente incompatible con la vida y estos niños pueden sufrir una muerte intrauterina o, más frecuentemente, fallecen a los pocos minutos u horas luego del nacimiento.

Se ha demostrado que el ácido fólico (AF) puede prevenir la recurrencia de embarazos con DCTN en un 72 % de las mujeres con antecedentes, pero los seres humanos no somos capaces de sintetizar el AF y somos totalmente dependientes de las fuentes alimentarias. El inconveniente está dado por el hecho de que habitualmente con la alimentación las mujeres reciben menos de la mitad de los requerimientos de este nutriente, porque la cocción prolongada de los alimentos más indicados destruye el 90% del contenido de folatos de los alimentos, por eso, es imprescindible su suplementación medicamentosa.

 

Las complicaciones de la deficiencia de ácido fólico en el embarazo, son:
– Infecciones en la madre, presentando bacterias en orina.
– Hemorragia uterina.
– Desplazamiento abrupto de la placenta.
– Placenta pequeña, bajo peso al nacer y prematurez.
– Defectos cardíacos en el feto y retardo del crecimiento.
– Y lo más importante, malformaciones fetales, alteraciones del tubo neural.

Anemia en el embarazo

Se conoce como anemia a la reducción del nivel de hemoglobina en sangre, lo que da como resultado un menor aporte de oxígeno a los tejidos. La anemia y/o la deficiencia de hierro materna están asociadas con partos prematuros, mortalidad más alta, posiblemente menor aumento de peso durante la gestación, estado inmune deprimido y menor peso de nacimiento del niño.
Los requerimientos de este mineral durante esta etapa están aumentados. Sin embargo, puesto que el aumento de las necesidades durante el embarazo puede no cubrirse con el hierro contenido en las dietas habituales, ni tampoco con las reservas de la mayoría de las mujeres, suelen recomendarse suplementos (según prescripción médica).

 Recomendaciones dietéticas:

  • Incluir alguna carne en el día, especialmente hígado, por ser buena fuente de hierro.
  • Incluir fuentes de Vitamina C en cada comida (cítricos) ya que favorecen la absorción de este mineral.
  • Consumir legumbres por lo menos una vez a la semana (lentejas, arvejas, porotos, soja).
  • Evitar ingerir grandes cantidades de café o té en las comidas, ya que los taninos que contienen, inhiben la absorción.

Por lo tanto es muy importante la prevención de la deficiencia de hierro durante el embarazo, ya que la misma o su consecuente anemia pueden tener efectos nocivos tanto sobre la madre como sobre su hijo. Esta prevención puede realizarse por medio de la alimentación o, cuando no es suficiente, por medio de suplementos, siempre indicados por un especialista.

 

Por todo lo antedicho, es de fundamental importancia el control de cada una de las etapas del embarazo, ya que la prevención es el recurso más efectivo contra las posibles anomalías que pueda presentar el bebé, y contra las complicaciones que pueda sufrir la embarazada.

 

 

Son consejos de:

Lorena Piorno

Lic en Nutrición

MP 2376

CEMEC Avda Independencia 1471

02334-443114