
El cuadro de La Gioconda, uno de los más famosos del mundo, otra vez fue víctima de un ataque. Un visitante que se movilizaba en silla de ruedas y estaba disfrazado con una peluca le arrojó un tortazo a la pintura. Las autoridades rápidamente lo redujeron y lo expulsaron del Museo del Louvre de la ciudad de París.
El atacante, según relataron testigos, primero habría intentado romper el cristal a prueba de balas que protege al óleo y luego untó de pastel el vidrio. En distintos videos que circularon en redes sociales, se lo ve gritando. «Piensen en la tierra. Hay gente que está destruyendo la tierra. Por eso hice eso», enfatizó.
Maybe this is just nuts to me💀but an man dressed as an old lady jumps out of a wheel chair and attempted to smash the bullet proof glass of the Mona Lisa. Then proceeds to smear cake on the glass, and throws roses everywhere all before being tackled by security. 😂??? pic.twitter.com/OFXdx9eWcM
— Lukeee🧃 (@lukeXC2002) May 29, 2022
De acuerdo a las primeras informaciones que trascendieron, el joven simuló ser un usuario en silla de ruedas para poder acceder al espacio reservado a las personas con discapacidad, entre el cordón y el cuadro. En ese momento, ante la mirada incrédula de todos, se paró y cumplió con su cometido. Los guardias lo atraparon.

El cuadro de Leonardo Da Vinci, también conocido como La Mona Lisa, ha sufrido varios ataques durante su larga historia. En de agosto de 1911, un hombre llamado Vicenzo Peruggia la robó del Louvre. Lo ocultó durante dos años en su departamento y fue atrapado cuando se contactó con la Galería de los Uffizi para venderlo.
En 1956, un hombre lanzó ácido al cuadro dañando la parte inferior y a finales de ese mismo año, un pintor procedente de Bolivia, llamado Ugo Ungaza Villegas, tiró una piedra contra el óleo, lo que también provocó un ligero daño.
En el‘74, en un viaje al Museo Nacional de Tokio, una mujer le arrojó pintura roja, como protesta por la ausencia de accesos al museo para personas discapacitadas, y en 2009, una mujer rusa, enfurecida por la denegación de su solicitud de ciudadanía francesa, le arrojó una taza de cerámica comprada en la tienda del Louvre.