Hace cuatro años, Juan Ignacio Guajardo creó la empresa Torky Mobility para promover la transformación ambiental a través de vehículos recicladores sustentables.
En diálogo con El1, Guajardo contó: “Hace cinco años, empezamos con el diseño de un prototipo a pedal para optimizar el peso del vehículo referido a la carga. En esa investigación vimos que había muchos recicladores que no tenían vehículo y que tenían que llevar a pie o a caballo los reciclables”. “Empezamos a investigar cuánto peso llevaban y qué recorrido hacían, y planteamos un prototipo que se adapte a esas necesidades. En 2018 hicimos las primeras pruebas con la cooperativa del Álamo en Capital Federal y ahí empezamos a evolucionar el diseño hasta llegar al producto que tenemos hoy”, recordó.
Guajardo detalló que el triciclo pasó por “trece mejoras” y que ya llevan vendidos “más de 250 en todo el país”. Entre los lugares donde ya se implementa, se encuentra Córdoba Capital, Concordia, Concepción del Uruguay, Pinamar y Corrientes, entre otros.
El fabricante relató respecto de la región Oeste: “Contactamos a Ituzaingó y empezamos a tener encuentros para identificar la problemática que tenían en torno a la logística y el reciclado”. “Ahí surgió el tema de la tracción a sangre y empezamos a hacer una adaptación con las características que necesitaban”, expresó Guajardo.
Elemento de transformación social
El creador de los triciclos recicladores urbanos reflexionó acerca de la importancia de este tipo de vehículos sustentables, no solo para el cuidado del medio ambiente sino también como elemento de transformación social. En primer lugar, Guajardo indicó que “el objetivo es liberar a los animales que se utilizan para tracción, que no tienen un buen cuidado, ni alimentación, ni descanso, entonces tienen una vida muy corta: algunos no llegan al año”. Asimismo, en caso de que la carga la lleve una persona “genera lesiones y cansancio”, sostuvo.
Empatía con los vecinos
Sin embargo, Guajardo aseguró que “lo más importante es la empatía que se genera entre los recicladores y los vecinos que están en el entorno”. “El vehículo tiene más presencia en la calle, genera más confianza y eso hace que el vecino tenga más empatía con el reciclador y esté más predispuesto a querer separar esos residuos”, afirmó. “Esa conexión hace que se logren más reciclables y el reciclador va a estar más contento que tirando un carro”, destacó.