Vanina Martínez, subsecretaria de Desarrollo Turístico, contó a la Agencia Provincial de Noticias que se espera una Temporada de Brama “extraordinaria” en el Parque Luro, pese al contexto económico de crisis que se generó por las medidas del Gobierno nacional. “Nosotros tenemos la expectativa de que este año la cantidad de visitantes se duplique. Además de los pampeanos y pampeanas, recibimos a turistas de todo el país y existen convenios con agencias de viajes de Buenos Aires que traen contingentes cada 20 días”, aseguró.
“Tenemos que destacar el apoyo que el gobernador Sergio Ziliotto le da al turismo, que es fundamental para el sector. Como dice el secretario de Turismo, Saul Echeveste, hay que instalar a la Provincia como un destino de viaje y que no sea una simple parada en un recorrido más largo”, señaló.
“El lanzamiento de la temporada salió muy bien porque casi todos los invitados pudieron observar a los ciervos bramando. Es un espectáculo único y queremos que este año la gente nos acompañe una vez más. El Parque tiene, además, otros puntos de atracción, como los senderos, el centro de interpretación, la sala de carruajes, la usina y el castillo”, dijo la funcionaria, que aclaró que uno de esos recorridos tiene como guía a un integrante de la comunidad ranquelina.
Martínez destacó que el Parque tiene una entrada muy accesible, de 300 pesos, y cuenta con servicios concesionados de quincho, parrilla y restaurante. “Por razones ambientales y de protección de la fauna, sólo se permite el ingreso de 500 personas por jornada, razón por la cual los fines de semana hay que ir bien temprano para asegurarse el acceso”, indicó.
Respecto del espectáculo del bramido, Martínez señaló: “El bramido es una de las formas de seducción del macho, junto con la fortaleza y la demostración de porte. La hembra es la que elige y una vez que queda preñada “echa” al macho, que regresa al bosque de caldenes. Las crías, en el caso de ser hembras, se incorporan a la manada, y -si son machos- cuando tienen un año se van al bosque”.
Los avistajes se realizan de día y de noche. Con luz natural se observa el comportamiento de las manadas mientras pasean su porte y cornamentas imponentes. De noche, los ciervos se encuentran en un gran salar y comienzan a disputar el territorio y a las hembras en celo. El macho lleva a cabo la ceremonia de cortejo amoroso y emite un aullido que se escucha a mucha distancia. No faltan las peleas con sus cuernos, las corridas, ataques y defensas para lograr su cometido.
Las caminatas hacia los puntos de observación constituyen una experiencia magnífica que puede realizarse en familia y que se encuadra entre los actos naturales de los grandes mamíferos en un ámbito adecuado.
En la Reserva viven más de mil ejemplares de ciervo colorado -también llamado ciervo rojo de los Cárpatos-, y es una especie exótica junto con los jabalíes, que introdujo Pedro Luro desde Europa.
Esa especie se adaptó perfectamente al lugar y, en la actualidad, todo el bosque de caldén y pastos de esta región de La Pampa está poblado por los ejemplares de ciervo colorado.
Los visitantes deben observar a los animales desde una distancia prudencial, sin que ellos noten la presencia humana, avanzando con un guía por los senderos hasta llegar a los miradores de bajo impacto ambiental, ya que están acondicionados con maderas y usan elevaciones naturales del terreno.
Durante la brama, los machos cuidan el harén y rechazan a otros machos con bramidos y peleas, mientras marcan el territorio en el bosque dejando marcas en los árboles con la cornamenta y secretando una sustancia particular.