Las intensas y reiteradas tormentas que azotaron a distintos puntos del país en marzo, que dejaron severos destrozos e incluso muertes, volvieron a poner en el centro de la escena el impacto del cambio climático en el largo plazo. Los expertos sobre el clima advierten que este fenómeno, con las últimas proyecciones, se tornará más asiduo. Además, marcaron que se esperan olas de calor más frecuentes en los próximos años.
Si bien los especialistas en clima coincidieron en que habrá más tormentas y con mayor intensidad que se reflejarán a largo plazo, ya hay indicadores que advierten que estos fenómenos comienzan a ganar terreno. En la mañana del 12 de marzo llovieron cerca de 120 milímetros en la ciudad de Buenos Aires y alrededores, lo que representa el valor promedio de precipitaciones de todo el tercer mes del año en el territorio porteño.
El meteorólogo Alpio Costa expuso que en los próximos años se vaticinan eventos con temperaturas cálidas extremas más usuales y mayores tormentas. “A largo plazo no es descabellado pensar en un clima ligeramente diverso dentro de cinco, 10 o 15 años. Uno tendería a pensar que habrá que acostumbrarse a olas de calor más frecuentes y más cantidad de tormentas más violentas, con más cantidad de lluvias. Esto va de la mano con el cambio climático, que es un fenómeno que en el día a día no se ve pero está presente”, expresó en diálogo con C5N.
Incluso detalló lo que se augura en el próximo trimestre: “El pronóstico marca que habrá lluvias dentro de lo normal y temperaturas por encima de lo normal, aunque esto no quiere decir que no tengamos días fríos u olas polares acordes a la época del año”. Por su parte, la meteoróloga e integrante del Servicio Meteorológico Nacional Cindy Fernández añadió que “en gran parte de la Patagonia se espera que el resto del otoño sea con temperaturas normales a superiores a las normales, mientras que en el resto de la Argentina la tendencia es que las condiciones sean de normales a levemente más frías”.
En tal sentido, la licenciada en Ciencias de la Atmósfera, investigadora del Instituto de Clima y Agua del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y profesora de la Universidad de Morón, Natalia Gattinoni, se mostró en línea con la proyección, aunque destacó la mutabilidad atmosférica: “Los escenarios de cambio climático van marcando que en los últimos períodos que tuvimos veranos más cálidos y eso nos va indicando un padrón que coincide en tener más tormentas y olas de calor más prolongadas, pero nunca hay que olvidarse de que estamos en un escenario que convive con la variabilidad de la atmósfera”.
“Los escenarios a futuro van marcando esa tendencia, especialmente para el sudeste de Sudamérica, aunque hablamos de términos de probabilidades”, agregó sobre las zonas en las que se espera que estos fenómenos se profundicen.
Las advertencias por el aumento de temperaturas
En esta línea, el meteorólogo Sergio Jalfin aclaró que en los alrededores de la Argentina ya se registran temperaturas cálidas que exceden a las últimas estadísticas. “Ya está sucediendo. Río de Janeiro tuvo 60 grados de sensación térmica en marzo. Esto se va a ir profundizando”, afirmó. También advirtió por el desafío de paralizar estas modificaciones en el clima, debido a que se trata de “una decisión mundial, con reducción de gases de efecto invernadero, que es lo que intentan las principales potencias pero todavía no lo consiguen”.
Fernández también agregó que “hay un aumento de la temperatura en los últimos 60 o 70 años, que se observa más en las mínimas que en las máximas. Estamos teniendo noches y madrugadas cada vez más cálidas”.
En tanto, el licenciado en Ciencias de la Atmósfera Carlos Zotelo recordó las prolongadas temperaturas cálidas que se produjeron en 2023: “El año pasado en enero hubo una ola de calor que pensábamos que no terminaba más y pasaron cosas rarísimas, como que Puerto Madryn o Bahía Blanca sean las ciudades más calientes del país. En aquel momento hubo un bloqueo atmosférico”.
Junto a la Unión Europea, 193 países establecieron el Acuerdo de París, que rige desde 2016 y consiste en que se debe restringir el incremento promedio de la temperatura mundial para que no exceda los dos grados en los próximos 100 años y que preferiblemente el aumento sea de 1,5°, lo que llevaría a disminuir los efectos del cambio climático. La Argentina forma parte de este tratado internacional.
Advierten por olas de calor más frecuentes en los próximos años.