El calvario llegó a su fin el 19 de noviembre, cuando logró escapar y denunciar al agresor, quien fue detenido ese mismo día. La mujer había conocido al hombre en 2019, en un momento de extrema vulnerabilidad tras una separación y sin un lugar donde vivir con sus dos hijas pequeñas.
En un principio, aceptó mudarse con él, pero rápidamente comenzó a ser abusada, intimidada y forzada a prostituirse. La situación se agravó cuando el hombre, armado, la obligó a regresar con él tras encontrarla refugiada en la casa del padre de sus hijas.
El acusado preparó un espacio de madera en su vivienda donde explotaba sexualmente a la víctima, quien era forzada a atender a múltiples «clientes» cada noche. Vivía en condiciones inhumanas, privada de higiene básica y sometida a constantes amenazas.
La mujer estaba totalmente controlada, confinada a una casilla precaria con techo de chapa y acceso a un sótano. A pesar de estar al tanto de lo que ocurría, los vecinos no intervinieron por temor al agresor.
La víctima aprovechó un descuido para escapar, aunque el hombre intentó dispararle mientras huía. Pese a ello, logró refugiarse en la casa de un vecino y alertar a la policía. Durante un operativo posterior, las autoridades incautaron un arma de fuego y dispositivos electrónicos que están siendo analizados.
Rechazo a la excarcelación
El juez Diego Agüero, del Juzgado de Garantías Nº 6, rechazó el pedido de excarcelación del acusado, destacando el riesgo que representaba tanto para la víctima como para los testigos.
Perspectiva de Género
En su resolución, subrayó la importancia de aplicar una perspectiva de género en la justicia y mencionó casos paradigmáticos como el de Lucía Pérez, recordando que garantizar los derechos de las mujeres es una obligación constitucional.
Cargos gravísimos
El imputado enfrenta cargos por promoción de la prostitución, amenazas y tenencia ilegal de armas. La víctima, en tanto, intenta recomponer su vida tras años de sufrimiento y abuso. (InfoGEI)Ac