Clarisa Marcos, una de las enfermeras del hospital, relató la angustiante experiencia que vivió en neonatología. «Fue un momento intenso, inesperado y movilizante. Si bien cada una sabía lo que tenía que hacer, la situación fue muy estresante», explicó. Con 14 años de experiencia en el hospital, nunca imaginó que enfrentaría una emergencia de tal magnitud. «Uno siempre conversa sobre qué haría en caso de una evacuación, pero nunca pensamos que lo viviríamos realmente».

La inundación se desató rápidamente. «A las seis de la mañana terminaba mi turno y al salir, la calle ya era un río. En cuestión de minutos, el hospital quedó sin luz. Bajamos a neonatología y el agua ya corría por los pasillos». En ese sector, ubicado en el subsuelo, el agua llegó hasta las rodillas en pocos minutos, obligando al personal a actuar de inmediato. «Las compañeras de la mañana que lograron llegar se sumaron al esfuerzo. Con ayuda de dos médicas y algunas madres de los internados, evacuamos a 15 bebés».

A pesar del caos, todos los recién nacidos fueron rescatados a salvo. «Nos mirábamos y sabíamos qué hacer, actuamos por intuición. En ese momento, no llegamos a dimensionar la gravedad de lo que pasaba». La solidaridad se hizo presente, con personal de otros sectores sumándose al rescate.

Actualmente, el hospital trabaja para evaluar los daños y planificar la reconstrucción. «Nada está funcionando en el subsuelo, están tratando de recuperar lo que puedan», explicó Clarisa, quien junto a sus compañeras colabora en hospitales privados donde fueron derivados los pacientes.

La catástrofe dejó a miles de familias en situaciones desesperantes. «Mucha gente perdió todo. Una compañera volvió a su casa y el agua había llegado hasta el cuello. No sabía dónde iba a dormir». La reconstrucción de Bahía Blanca llevará meses y se necesitan donaciones urgentes: «Colchones, frazadas, ropa de abrigo, zapatillas, agua mineral y productos de limpieza».

Diferentes localidades han organizado campañas solidarias. «En Eduardo Castex, por ejemplo, están juntando gran cantidad de mercadería que será enviada a Bahía Blanca este fin de semana».
Mientras la ciudad enfrenta uno de sus momentos más difíciles, la ayuda y el esfuerzo colectivo se convierten en un faro de esperanza para los damnificados.