
Un dato concreto es que Senasa publicó recientemente una norma en el Boletín Oficial flexibilizando el ingreso de carne con hueso al sur de la Barrera Sanitaria del Río Colorado. Esta región es reconocida como libre de fiebre aftosa sin vacunación, por lo que la medida generó una inmediata reacción negativa. Tal fue el impacto que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, debió intervenir para calmar a los gobernadores patagónicos, cuyos votos resultaban cruciales en el Congreso para la aprobación del acuerdo con el FMI. Ante la presión, Senasa revocó la resolución en cuestión de horas y postergó su aplicación por 90 días, prometiendo conformar una comisión con las provincias patagónicas para analizar el tema.
La gran incógnita es: ¿qué motivó esta medida inconsulta? Algunos especularon que la intención era reducir los precios de la carne en la Patagonia, pero este argumento no resulta convincente, considerando la postura del gobierno de Javier Milei respecto al acceso a los alimentos. ¿Fue una decisión del propio Cortese o respondió a presiones de otros sectores, como el ministro Federico Sturzenegger? En el contexto de una interna feroz en Senasa, todo apunta a que la ejecutiva del organismo, María Eugenia Barbieri, impulsa el reemplazo de Cortese por Jorge Grant, director de Inocuidad.
La reacción de los frigoríficos a la fallida norma fue inmediata. Mario Ravettino, presidente del Consorcio de Exportadores ABC, celebró la medida, calificándola como una decisión esperada. No obstante, en las últimas dos décadas, el Consorcio ABC no se manifestó respecto a la Barrera Sanitaria, lo que genera sospechas sobre intereses ocultos.

Para entender el trasfondo, es clave analizar la coyuntura internacional. En mayo, Brasil espera obtener el reconocimiento de país libre de fiebre aftosa sin vacunación por parte de la Organización Mundial de la Salud Animal (OMSA), lo que le abriría el mercado japonés. Este estatus equipararía a Brasil con regiones como Estados Unidos, Corea del Sur y, crucialmente, la Patagonia argentina.
Si esto sucede, los frigoríficos brasileños podrían exportar carne con hueso a la Patagonia, desplazando a los productores argentinos que aún tienen restricciones para vender en esa región. Trascendidos indican que Marfrig, uno de los principales grupos brasileños y socio del Consorcio ABC, ya analiza ingresar en el mercado patagónico. En paralelo, la cadena de supermercados La Anónima estaría interesada en estas importaciones, aprovechando la diferencia de precios entre la carne brasileña y la local. Un dirigente rural consultado señaló que Brasil podría ofrecer asado a 9.000 pesos el kilo en la Patagonia, muy por debajo de los 20.000 pesos que se pagan actualmente en la región.
El escenario es claro: los frigoríficos argentinos enfrentan la amenaza de perder su mercado ante la competencia brasileña. En vez de fortalecer su posición, el gobierno de Milei parece priorizar el desmantelamiento de las defensas internas, lo que podría poner en riesgo la industria local. ¿Cuál es el futuro de la carne argentina en este nuevo contexto? En los próximos 90 días, el país deberá decidir si mantiene su estrategia conservadora o adopta un enfoque más agresivo como el de Brasil. Mientras tanto, el tiempo corre y los jugadores internacionales avanzan con pasos firmes.
Con información de Bichos de Campo