
El 1º de agosto de 1981, una nueva señal de televisión irrumpió en la pantalla estadounidense y cambió para siempre la relación del público con la música: MTV, Music Television.
Creado por el empresario y productor musical Robert Pittman, MTV no solo fue un canal, sino un fenómeno cultural. Desde sus inicios tuvo la misión de capturar la atención de una audiencia joven, principalmente adolescentes, ávidos de nuevas formas de experimentar sus canciones favoritas. En un par de décadas se expandió por todo el mundo (tuvo sus versiones en Reino Unido, España, Francia, Alemania, Japón, China, Brasil, Latinoamérica y África) y terminó por convertirse en la marca de toda una generación y en un símbolo perdurable de la cultura pop y el entretenimiento.
El spot que inauguró la transmisión proclamaba la llegada de una nueva era: la imagen del lanzamiento de la nave Apolo 11 y un astronauta plantando una bandera con el logo de MTV en la Luna.

“Damas y caballeros: rock n’ roll. Esto es, bienvenidos a MTV, Music Television, el primer canal de música y videos 24 horas del mundo. Nunca volverás a ver la música de la misma manera”, fueron las primeras palabras que se pronunciaron al aire, que resonaban con la famosa frase «un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad» de Neil Armstrong.
La verdadera revolución que trajo MTV fue la consolidación del videoclip como una pieza artística que iba de la mano de las canciones y una herramienta indispensable en la promoción musical. Antes de su irrupción, la radio era la reina. MTV forzó a los artistas a pensar de otra manera. Ya no era suficiente tener una buena voz o una melodía pegadiza; la imagen y la narrativa audiovisual se volvieron cruciales. Ese cambio impulsó la inversión masiva en producciones de videos musicales, catapultando a estrellas como Michael Jackson, Madonna, Whitney Houston, Eminem, Guns N’ Roses, Metallica o Nirvana al estrellato global gracias a sus innovadoras y provocadoras propuestas a nivel imagen.
Más allá de la música, MTV se erigió como un faro de tendencias. Influyó en la moda, el lenguaje y los estilos de vida de toda una generación. Difundió éxitos, pero también géneros que la radio tradicional solía relegar, como el heavy metal, el punk y el hip-hop, y así democratizó el acceso a una diversidad musical sin precedentes.
Si bien hoy MTV ofrece más series, realities y concursos que música, aquel rol de prescriptor cultural que tuvo en los años ’80 y ’90 consolidó su poder e influencia en la juventud, y marcó una era en la que «ver» música era tan importante como «escucharla».
Aunque en los últimos 25 años Internet volvió a modificar la manera en la que los jóvenes consumen la música -primero con la posibilidad de descargar y compartir archivos .mp3 y luego con la llegada de plataformas de streaming como YouTube o Spotify-, el legado de MTV es innegable. Su audacia al fusionar música y televisión sentó las bases para la cultura visual contemporánea y demostró el inmenso poder de la imagen en el consumo musical.