
Lo que parecía un operativo rutinario se transformó en un rescate de alto riesgo cuando descubrieron que la perra había caído a un pozo. Pese a los intentos de los voluntarios de la Fundación, el espacio era demasiado pequeño para poder sacarla sin ponerla en peligro.
“Sin los bomberos no hubiésemos podido rescatarla”
Natalia Balbi, integrante de la Fundación, relató con emoción lo sucedido:
“A nosotros nos llamaron enseguida, y cuando vimos la situación nos dimos cuenta de que no podíamos sacarla. Los chicos no podían hacer mucho, porque el agujero era muy pequeño. Entonces decidimos llamar a los Bomberos, que al toque llegaron con la mejor predisposición. Mientras tanto, mi hermano Nery habló con la dueña para tranquilizarla y explicarle lo que estaba pasando. Fue un momento muy emotivo”.
Los Bomberos Voluntarios rompieron parte del piso hasta lograr sacar a Lola, que permanecía asustada y atrapada. “La verdad que hay que sacarse el sombrero con ellos —continuó Balbi—. Excelentes, con una predisposición enorme. Sin su ayuda no hubiésemos podido rescatar a esa perrita, sinceramente”.

Un esfuerzo compartido
Tras el rescate, la perra fue trasladada de urgencia a la veterinaria de Pablo Vicente, quien la atendió de inmediato. La dueña de Lola pudo reencontrarse con ella, aliviada tras la angustia del momento.
“Fue un trabajo en equipo: vecinos que avisaron, voluntarios que acudimos y bomberos que dieron una respuesta impecable. Esas cosas son las que nos demuestran que cuando hay unión, todo es posible”, cerró Balbi.
La tarea silenciosa de todos los días
Desde la Fundación Amigos de los Animales destacaron que este es solo un ejemplo de la tarea diaria que realizan, muchas veces en silencio y con recursos propios. “Ayer mismo rescatamos un perro que estaba tirado en un desagüe, y todo lo que hacemos —desde traslados hasta gastos de veterinarias— sale de nuestros bolsillos. Por eso es importante visibilizar este trabajo y la solidaridad que se teje en cada rescate”, remarcaron.
El caso de Lola refleja el valor de la cooperación: vecinos que avisan, una fundación que no baja los brazos y unos bomberos voluntarios que siempre están listos para acudir al llamado.
En tiempos donde la indiferencia parece ganar terreno, Eduardo Castex dio una muestra de empatía, trabajo en equipo y amor hacia los animales. Y Lola, gracias a esa cadena solidaria, hoy tiene una nueva oportunidad.