El tiempo en la ciudad

Nota de opinión: “libres, justos y soberanos» (*)

Como cada 8 de octubre, la comunidad justicialista celebra el natalicio de su máximo líder y referente político. Su figura a través del tiempo, nos devuelve la imagen de un hacedor nato, preparado y urgido en solucionar las dificultades y demandas de la realidad nacional sin excusas, expresadas a partir del voto popular; teniendo presente que el sujeto principal de dicho accionar es el ser humano, no el capital, mercado, comunidad o partido único.

Perón centró sus esfuerzos en escuchar al soberano, humanizándolo, comprendiendo su entorno y proyectándolo en una comunidad que se realizaba junto a él, coincidiendo en valores y objetivos en común. Hizo de la política un espacio de interacción profesional, creíble y prestigiosa.
Son pocos los hombres que -en la historia de la humanidad- marcan un antes y un después para sus pueblos, a través de su existencia. Estadistas como Juan Domingo Perón, han sabido aportar al conjunto de la sociedad una orientación para su mejoramiento, fruto de una visión de futuro, previsión, amor a la patria, lucidez intelectual y sencillez humana personal, puestas al servicio del conjunto.
Su propuesta ideológica –el justicialismo-, fue un legado liberador para los pueblos y comunidades oprimidas del mundo, que debían debatirse entre comunismo y capitalismo a mediados del Siglo XX. Perón entendió que hombre y Estado no tenían por qué ser dominados por fuerza externa alguna, que impidiera su pleno desarrollo material y espiritual. Sus banderas identitarias siguen siendo el motor de un Movimiento Nacional y Popular que busca reformularse, sobre sus propias bases de tradición e innovación.
A 130 años de aquel alumbramiento humano, político e ideológico que marcara la historia de un país para siempre, quienes militamos esta noble causa reivindicamos sus máximas por lo inalterable de su vigencia. El ser humano sigue siendo el sujeto principal del accionar político y sus demandas el motor central de su movimiento. Por ello, necesitamos seguir trabajando tenazmente por alcanzar una patria justa, libre y soberana, para no sucumbir a los intereses nefastos de quienes procuran todo lo contrario.
Libres para no estar atados a las vicisitudes económicas del mundo, esas que obstruyen el desarrollo armonioso de nuestra economía y por ende de nuestra joven comunidad, hoy atravesada por una crisis injusta. Somos libres cuando desarrollamos y potenciamos nuestras propias fuerzas económicas, sin el auxilio antipatriótico de ninguna usurera entidad internacional.
Justos para no olvidar jamás el dolor de los más humildes, quienes necesitan de manera urgente la solución a sus necesidades también urgentes. Para ello hay que conjugar sensibilidad social con idoneidad política, resolviendo con éxito esas temáticas desde la administración del Estado. Un Estado presente al servicio de todos, sin distinciones de poder adquisitivo sobre su población, con un arbitraje que no atente contra los intereses sociales de nadie y que al mismo tiempo garantice una convivencia armoniosa entre todos.
Soberanos para comprender que cuando elegimos a quienes nos representan en la función pública, éstos deben ser firmes defensores de nuestros intereses como Nación. Un argentino leal –con cargo público- defiende los intereses argentinos, no los de una empresa o nación extranjera; independientemente que la soberanía se milite todos los días, desde todos los ámbitos sociales con consecuencia política, económica, social y cultural, con verdad y amor a la patria.
Son sus valores de solidaridad, cooperación, sentido común y sensibilidad ante el dolor ajeno, las variables imprescindibles de un hacer político que diferencia al justicialismo de otras expresiones políticas nacionales, volviéndolo original, único y posible. Allí radica el invaluable aporte de Perón a la causa nacional, el de ligar la praxis política con seres humanos que sufren, sueñan y aspiran a estar cada día mejor, siempre y cuando el Estado les posibilite a todos por igual trabajo digno, oportunidades, justicia, educación, visibilización, salud, derechos, viviendas, seguridad y bienestar común. Sin todo ello la política no tendría sentido y el justicialismo no seguiría siendo esa opción superadora.-

(*)Silvio J. Arias
Prof. en Ciencia Política
Afiliado PJ La Pampa