Durante su programa, Peñalva relató entre lágrimas los episodios de persecución y la ineficacia del sistema judicial para garantizar su seguridad. “Nunca pensé que me iba a tocar a mí y lamentablemente me pasó”, expresó, mostrando la documentación de las denuncias radicadas en la Fiscalía N°18.
Un patrón de hostigamiento y persecución
El acoso comenzó a través de mensajes en redes sociales por parte de Walter Graziano, quien tras ser bloqueado creó múltiples cuentas falsas para continuar contactándola.
Luego, la persecución se trasladó al ámbito personal:
- 24 de agosto: la interceptó en un restaurante.
- 4 de septiembre: volvió a acercarse en un gimnasio, donde se había inscripto una semana antes. Tras ese episodio, Peñalva realizó la primera denuncia.
- En un nuevo intento de acercamiento, la Policía debió intervenir y la periodista finalmente recibió un botón antipánico tras recorrer cuatro comisarías.
“Sabe dónde vivo y a quiénes frecuento”
Peñalva denunció que el agresor vive a pocas cuadras de su domicilio y conoce sus movimientos: “Sigue a mis amigas y les pregunta en dónde me puede encontrar”.
El último episodio ocurrió durante un partido de San Lorenzo, donde el acosador la abordó y la agredió físicamente. Pese a la intervención policial, fue liberado poco después.
La comunicadora advirtió que el hombre tiene antecedentes de acoso contra otra colega y fue declarado “insano para convivir con terceras personas”, permaneciendo internado un mes en una institución de salud mental.
“Estoy presa, no puedo respirar tranquila”
Peñalva cuestionó duramente las fallas del sistema judicial y de las medidas de seguridad. Señaló que el botón antipánico pierde batería en pocas horas y no funciona en lugares con mucha gente por falta de señal.
“Yo estoy presa en este momento. No puedo respirar, no puedo salir tranquila”, manifestó con angustia.
En el cierre de su descargo, lanzó un mensaje directo a las autoridades judiciales:
“¿Están esperando a que me encuentren en una bolsa? Si tienen a un tipo declarado insano, ¿por qué no lo encierran? Quiero volver a vivir de forma normal”.
La denuncia pública de Peñalva generó una fuerte repercusión en medios nacionales y reabrió el debate sobre la protección real de las víctimas de acoso y violencia de género.
