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Madre hay una sola: Silvina y Francisco, una historia de amor que desafió al destino

Silvina Avellaneda adoptó a Francisco cuando tenía apenas nueve meses y un pronóstico de vida reservado. “Hay muchos chicos que esperan ser amados”, expresó.

“En la Argentina hay muchos chicos que esperan ser amados”, dice Silvina Avellaneda, con la serenidad de quien atravesó todo tipo de pruebas. Madre soltera por adopción, conoció a su hijo Francisco cuando era un bebé de apenas nueve meses con graves problemas de salud y riesgo de vida.

Cuando lo vi, me dijeron que necesitaba una mamá urgente, alguien que lo acompañara en el último tramo. Yo recé y le pedí a la Virgen que me enseñara a ser madre, que me esperara, que no se fuera. Y acá estamos, 19 años después”, contó con emoción en diálogo con Splendid AM 990, en el marco de las celebraciones por el Día de la Madre.

Silvina se anotó en el registro de adopción sin poner condiciones. No le importaba la edad, el género ni las posibles discapacidades. “Yo quería un hijo, como venga. Lo que Dios quiera. Me preguntaban qué podía maternar, y yo dije que lo que pudiera amar”, recuerda. Cuando recibió el llamado para conocer a Francisco, no dudó: “Ese es”, respondió, sin pensar en diagnósticos ni pronósticos.

El niño había sido derivado de Catamarca a Córdoba por una severa desnutrición crónica. Pesaba menos de tres kilos y su situación era crítica. “No levantaba, estaba muy mal. Pero se fue recuperando de a poco. Era pura fuerza de vida”, relata. Con el alta médica, Silvina lo llevó de regreso a Catamarca, donde comenzó un largo camino de atención médica y acompañamiento.

El caso de Francisco fue seguido en distintos hospitales, incluido el Garrahan, en Buenos Aires. “Vinimos tres veces antes de que saliera la adopción formal. Los hospitales del interior hacen todo lo posible, pero hay diagnósticos que sólo pueden hacerse en centros especializados”, explicó. Agradeció especialmente al personal de salud que la ayudó en esos años de incertidumbre: “Ellos fueron parte de nuestra historia. Nos cuidaron con el alma”.

La madre también puso el foco en las dificultades que enfrentan las familias que tienen hijos con discapacidad. “Siempre fue difícil tramitar certificados, acceder a terapias o sostener los tratamientos. Y ahora, con lo que pasa en la Agencia Nacional de Discapacidad, peor. Este año Fran se quedó sin transporte. Yo lo llevo a todos lados: al colegio, a las terapias. Trabajo, soy mamá, hago todo. Pero se hace muy cuesta arriba”, admitió.

Aun así, nada le quita la alegría. Francisco acaba de cumplir 19 años y lo festejó dos veces: una en familia, otra con sus amigos. “Cada cumpleaños es una fiesta de vida. Programarlo, pensarlo, verlo feliz me llena el alma. No es fácil, pero es hermoso. Ser madre me cambió el eje de la vida. Todo gira en torno a él, y no lo cambiaría por nada”, aseguró.

Finalmente, Silvina dejó un mensaje para quienes sueñan con adoptar: “Hay muchos chicos esperando. No hay que tener miedo. Maternar es una decisión del corazón, no del cuerpo. A Fran no lo tuve en la panza, pero soy su madre igual. Y el amor más grande no se mide por la biología, sino por la entrega”.