
“El sector sigue mostrando confianza en el futuro, pero la desaceleración económica y el aumento de las tasas de interés están afectando la percepción sobre el presente”, explicó Carlos Steiger, director del Ag Barometer Austral e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos. “El contexto electoral genera además cierta cautela en las decisiones de inversión”, agregó.
Un año político con impacto económico
En un año atravesado por las elecciones legislativas nacionales, el informe destaca que el Gobierno nacional priorizó la baja de la inflación como su principal activo electoral, sosteniendo el tipo de cambio y el equilibrio fiscal como herramientas clave.
Sin embargo, la demanda de dólares para dolarizar carteras —un comportamiento habitual en los años electorales— derivó en tasas de interés “astronómicas”, con efectos negativos sobre el consumo y la inversión.
“Las tasas elevadas y la desaceleración del nivel de actividad están golpeando al conjunto de la economía, aunque el agro sigue mostrándose como uno de los sectores más dinámicos”, señaló Steiger.
Aun así, las expectativas agropecuarias superan a las del resto de la economía. Para la campaña 2025/26, se proyecta un aumento del 1,9% del área sembrada y una producción total estimada en 142,6 millones de toneladas, una de las más altas de la historia. También se destaca la buena rentabilidad ganadera, impulsada por la fuerte demanda internacional de carnes.

El componente electoral: confianza y dudas
El Ag Barometer incluyó una pregunta especial sobre las elecciones legislativas:
¿Podrá La Libertad Avanza (LLA) revertir la derrota sufrida en Buenos Aires?
El 47% de los productores respondió que sí, mientras que el 53% cree que el resultado no cambiará.
Entre los optimistas prevalece la confianza en la gestión económica del Gobierno, la expectativa de una mayor participación electoral y el peso del interior productivo como factor de equilibrio.
Del otro lado, quienes ven difícil una recuperación citan el desgaste de gestión, la pérdida de credibilidad y el malestar económico de amplios sectores.
En síntesis, el estudio muestra un optimismo moderado, donde la esperanza de continuidad contrasta con la prudencia ante la situación económica.
Preocupación a largo plazo: el fantasma del populismo
Más allá del escenario actual, el 84% de los productores manifestó preocupación por un eventual triunfo de un candidato populista en 2027.
El recuerdo de políticas como la suba de retenciones, las restricciones a las exportaciones y los controles cambiarios sigue latente en la memoria del sector.
“El productor argentino asocia estabilidad con previsibilidad. No quiere volver a un escenario de déficit fiscal financiado con emisión, que ya nos llevó a las puertas de la hiperinflación en 2023”, remarcó Steiger.
Expectativas de inversión: cautela y tasas altas
Las expectativas de inversión en activos fijos cayeron por debajo de los 100 puntos.
El 68% de los productores considera que no es un buen momento para invertir, mientras que solo el 32% mantiene una visión positiva.
La tendencia descendente se profundizó tras Expoagro 2025, asociada al alza de tasas y a las dudas sobre la política cambiaria.
“Esta caída de la inversión no solo afecta la actividad económica en el corto plazo, sino también la productividad y el crecimiento del sector a mediano y largo plazo”, advirtió Steiger.
Ganadería: fuerte rentabilidad y precios firmes
La ganadería atraviesa un ciclo favorable, con altos precios internacionales y una oferta interna ajustada.
El 89% de los productores considera que la rentabilidad de la cría será buena o muy buena en los próximos 12 meses, y el 82% opina lo mismo sobre la recría.
El Índice Ternero ROSGAN se ubica en niveles récord, y los precios del Mercado de Cañuelas confirmaron su firmeza hacia mediados de octubre.
Decisiones comerciales y uso de fertilizantes
La baja temporal de retenciones a cero, vigente solo por tres días en septiembre, no modificó las estrategias de venta de los productores.
Sí se observa un aumento en el uso de fertilizantes —tanto nitrogenados como fosfatados— para la campaña gruesa, reflejando una apuesta prudente pero sostenida por mejorar los rendimientos.