Es el tumor que más afecta a las argentinas, con 22 mil nuevos casos y casi 6 mil muertes por año. Los expertos advierten que las rutinas de control son fundamentales para acceder a un diagnóstico precoz y tener mejores perspectivas con el tratamiento. Otras patologías mamarias frecuentes y los últimos avances médicos.
En la Argentina se detectan, en promedio, 60 nuevos casos de cáncer de mama por día. Es decir, más de dos por hora. Si se sumaran a estas cifras otras patologías mamarias de menor riesgo los números crecerían exponencialmente. Ante este escenario, los especialistas proponen a las pacientes pasar a la acción con dos herramientas tan simples como efectivas: respetar los chequeos de rutina y hacer una consulta rápida en caso de detectar una anomalía. Las estadísticas les dan la razón: es más del 90% de los casos el diagnóstico precoz permite acceder a tratamientos con altas chances de curar este tipo de tumores, que son los que más afectan a las mujeres.
“La edad recomendada para iniciar los controles mamarios para la población general es a partir de los 40 años, cuando se indica realizar una mamografía con una periodicidad anual. Puede ser que esta recomendación se modifique en casos específicos cuando existan antecedentes personales y/o familiares que modifiquen el riesgo. Si bien esta información tiene cada vez mayor difusión y alcance, es todavía frecuente ver ‘incumplimientos’ de estos controles“, advierte el doctor Francisco Terrier (MP 111140), presidente de la Sociedad Argentina de Mastología y miembro del staff de la Clínica Breast y el Hospital Italiano de La Plata.
Antes de iniciar estos controles periódicos, el consejo médico es realizar una primera consulta entre los 25 y 30 años, en la que el mastólogo podrá llevar adelante una evaluación personalizada del riesgo. Por otra parte, en mujeres que tienen antecedentes familiares de cáncer de mama, la indicación es anticipar el inicio de los chequeos hasta 10 años antes de la edad en que se le diagnosticó el tumor al familiar que más temprano lo haya tenido.
Toda esta red de prevención apunta a generar un impacto positivo en la calidad de vida de las pacientes, lo que constituye uno de los ejes del Día Internacional de la Salud de las Mujeres, que se conmemora cada 28 de mayo. El objetivo central es garantizar el derecho a gozar de un cuidado integral a lo largo de toda la vida. La iniciativa instaurada en 1987 pretende abordar las múltiples causas de enfermedad y muerte en la población femenina y promover los mecanismos necesarios para su tratamiento y prevención.
Por qué llegan las mujeres argentinas a la consulta
Los chequeos de rutina son la telaraña con la que el sistema de salud busca atrapar los tumores en sus estadios primarios. Pero en simultáneo muchas mujeres llegan al consultorio movilizadas por haber “detectado algo”. Esos hallazgos no siempre son el indicio de un problema mayor, pero el camino correcto es el mismo: consultar al mastólogo para evaluar la situación y así saber si es necesario hacer algún tipo de estudio complementario.
“El síntoma más frecuente es el nódulo. Las pacientes lo detectan porque se palpan una dureza o formación en la mama. Menos frecuentes son las úlceras o lesiones de piel, las retracciones del pezón, la palpación de ganglios axilares o los derrames hemáticos por el pezón“, explica el doctor Terrier y remarca que si bien muchas veces no va a tratarse de una patología maligna, su origen debe ser confirmado o descartado por el profesional.
La doctora Sabrina Barchuk (MN 126304), miembro de la Sociedad Argentina de Mastología y médica de planta de la sección Mastología del Hospital Fernández, agrega que “todo cambio en la forma o contorno, coloración o consistencia de la mama, debe motivar la consulta independientemente de la edad o el momento fisiológico (embarazo, lactancia, edad fértil o menopausia). Por lo cual, es fundamental que la mujer conozca su propio cuerpo mediante el autoexamen mamario”.
Esta rutina a la que hace referencia la experta es una estrategia útil para fomentar el autoconocimiento del cuerpo y detectar cambios. El autoexamen se realiza una vez por mes y se debe buscar un bulto, modificaciones en el tamaño y/o forma de la mama, hoyuelos, enrojecimiento de la piel, hundimiento del pezón y presencia de secreciones. Es importante tener en cuenta que no se considera una herramienta de diagnóstico precoz ni reemplaza a la mamografía ni al examen mamario realizado por un médico entrenado.
La doctora María Eugenia Azar (MN 80736), vicepresidente de la Sociedad Argentina de Mastología y jefa del Departamento de Mastología del Instituto Ángel H. Roffo, apunta que una de las patologías benignas más frecuentes son “los fibroadenomas, que no pueden prevenirse pero una consulta oportuna podrá diferenciarlo de un nódulo sospechoso”. Se trata de una formación sólida, que no genera dolor y que se suele detectar como una pelotita lisa de tamaño variable dentro de la mama. Otras afecciones comunes por las que suelen generarse consultas médicas son la mastalgia, que es la sensibilidad aumentada de la glándula mamaria pero sin la presencia de nódulos, las infecciones (mastitis) y los derrames por el pezón.
El tumor más frecuente entre las mujeres argentinas
“La patología maligna de mayor frecuencia es el carcinoma de mama, englobando dentro de este nombre numerosas y variadas formas de presentación del habitualmente llamado cáncer de mama. El resto de las afecciones malignas, como sarcomas, melanomas y linfomas, son de muy baja frecuencia”, detalla el doctor Terrier.
Según datos del Ministerio de Salud, cada año se detectan más de 22 mil nuevos casos de este tipo que tumores, que provocan casi 6.000 muertes anuales, lo que lo hace ser el más frecuente y mortal entre las mujeres en la Argentina. Se presenta mayormente entre los 55 y 65 años. Sin embargo, cerca de un 10% de casos se da en menores de 40 y otro 10%, en mayores de 80. Por lo cual, la edad no es un factor para creer que el riesgo es cero y la recomendación es que todas las mujeres estén atentas a cualquier cambio en sus mamas, consulten a un especialista si tienen algún síntoma y respeten los controles indicados para cada caso.
“Las patología mamaria suele subestimarse en etapas de la vida como el embarazo y la lactancia. Si bien las alteraciones en la consistencia, el tamaño o la coloración de la mama en estas etapas suele vincularse a procesos fisiológicos, cualquier cambio persistente debe motivar la consulta al especialista. También suele subestimarse en pacientes jóvenes, en las que los cambios en la consistencia o tumoraciones de la mama pueden interpretarse como relacionadas con las fluctuaciones hormonales propias del ciclo menstrual”, detalla la doctora Barchuk.
La especialista explica que el cáncer de mama es una patología multifactorial, lo que implica que hay factores genéticos, personales y ambientales que influyen en su desarrollo. “Es una enfermedad difícilmente prevenible, por lo cual el diagnóstico precoz mediante la realización de la mamografía es fundamental para mejorar el pronóstico. No obstante, mantener un estilo de vida saludable mediante la realización regular de actividad física, el mantenimiento de un peso corporal saludable, el consumo moderado de alcohol y la ausencia de hábito tabáquico, puede reducir el riesgo basal que cada mujer presente debido a factores no modificables como la edad y cuestiones genéticas”, apunta.
Los avances médicos y un llamado a perder los miedos
En las últimas décadas hubo una revolución en el conocimiento de las características genéticas y los mecanismos de acción de los tumores. Esto permitió también desarrollar mejores estrategias para hacerles frente. La doctora Azar destaca que “se ha avanzado mucho en el diagnóstico temprano y en los tratamientos que han mejorado las tasas de curación y control de la enfermedad. Las terapias target, por ejemplo, cambiaron la historia natural del subgrupo de enfermedad her2″. Se trata de tumores que tienen resultado positivo de una proteína que fomenta el crecimiento de las células cancerosas y para los que los tratamientos disponibles en la actualidad son muy efectivos.
El doctor Terrier destaca también la mayor precisión que alcanzaron en los últimos años los procedimientos de diagnóstico por imágenes y punciones, la tendencia de que las cirugías buscan provocar a una menor agresión hacia las pacientes cuando las características del tumor lo permiten y tratamientos oncológicos con drogas de mayor efectividad, traduciéndose todo ello en porcentajes de curación que aumentan año a año.
“Pero el punto principal es insistir en la difusión de la conducta más demostrada como beneficiosa en la curación del cáncer mama que es realizar los controles periódicos para lograr el diagnóstico en etapas asintomáticas o tempranas y consultar rápidamente con los especialistas ante la aparición de algún síntoma”, remarca el presidente de la Sociedad Argentina de Mastología. En este sentido, la doctora María Eugenia Azar resume el mensaje a las pacientes –y a todas las mujeres en general- en tres pasos simples: “Perder el miedo, consultar sin síntomas y controlarse anualmente”.