Los pingüinos fueron rescatados entre fines de marzo y principios del mes de mayo de este año, en distintas localidades del Partido de la Costa y en las ciudades balnearias de Valeria del Mar, Pinamar y Villa Gesell.
En algunos casos participaron de los rescates y primeros auxilios otras instituciones como Fundación Ecológica Pinamar (en el caso de las localidades de Valeria del Mar y Pinamar), Fundación Rescate Verdemar (en el caso de Villa Gesell), el Grupo de Rescate de Fauna Silvestre (en el caso de San Bernardo, Santa Teresita y Mar del Tuyú), y Prefectura Naval Argentina (en el caso de Mar de Ajó).
En otros casos directamente fueron turistas o residentes de las ciudades balnearias que encontraron a las aves marinas varadas en la playa y llamaron a la Fundación Mundo Marino.
Según publica el medio regional, Opinión, “Se trató de animales juveniles que están realizando su primera migración trófica y que nacieron en noviembre del año pasado. Todos ingresaron con un cuadro comúnmente conocido como “síndrome del pingüino varado”, es decir, animales de bajo peso, deshidratados, anémicos e hipotérmicos y con alto grado de parasitismo. (Video)
Como ocurre con otras especies marinas, estos animales absorben el agua a través del pescado, por lo que si no hallan alimento, se deshidratan. Por algún motivo, en su periplo migratorio, no están encontrando el alimento necesario para sobrevivir”, explicó Sergio Rodríguez Heredia, biólogo y responsable del Centro de Rescate de la Fundación Mundo Marino.
Tratamiento
Respecto al tratamiento, al momento de su ingreso al Centro de Rescate, primero se los estabilizó con fluido terapia para revertir los cuadros de deshidratación. Esto se logró a través de la administración de sales rehidratantes y agua por vía oral. Luego, progresivamente, se les fue ofreciendo una fórmula de pescado licuado con vitaminas y minerales hasta directamente ofrecerles pescado entero. Además, a todos los individuos se les tomaron muestras de sangre y material fecal.
“Por los análisis de sangre detectamos un cuadro generalizado de deshidratación y anemia. Y, en algunos casos puntuales, cuadros infecciosos que requirieron antibióticos. En ese sentido, trabajamos para revertir esos cuadros con una buena alimentación que les permita recuperar una buena condición corporal.
Buena respuesta
Afortunadamente fueron respondiendo bien al tratamiento y, luego de una segunda muestra de sangre que arrojó parámetros sanguíneos normales, determinamos que estaban aptos para regresar al mar”, describió Juan Pablo Loureiro, médico veterinario y director técnico de la Fundación Mundo Marino.
En todos los casos, junto con el alta médico veterinaria, a cada animal se le colocó un microchip subcutáneo en la zona dorsal. Ese microchip posee un código con un número que está asociado a la historia clínica del animal. De aparecer en otra latitud, con un lector se podrá saber que ese animal estuvo en un centro de rehabilitación.
Jura ambiental
De la reinserción participaron docentes y alumnos de primero y quinto año del Colegio Inmaculada Concepción de San Clemente. La participación de los estudiantes se enmarca en un proceso de concientización que están llevando adelante los alumnos de primer año de esa institución educativa para realizar una jura ambiental en el mes de octubre.
A su vez, formó parte de las actividades de conmemoración por el Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio) y por el Día Mundial de los Océanos (8 de junio).
Los pingüinos magallánicos
Esta especie, que según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se encuentra en estado de “preocupación menor”, se distribuye a lo largo de todo el litoral Sudamericano, tanto en nuestra Patagonia argentina, como en el sur de Chile. En nuestro país se distribuyen desde Península Valdés, en Chubut, hasta la Isla Martillo, Isla de los Estados e Islas Malvinas, en Tierra del Fuego.
Su ciclo de reproducción se lleva a cabo entre septiembre y marzo. Luego de esa etapa mudan su plumaje e inician su viaje migratorio entre fines de marzo y principios de abril, el cual puede llegar hasta la latitud de Río de Janeiro.
Viaje anual
Durante ese viaje anual de alrededor de 6 meses pueden recorrer un total de 5000 kilómetros. En cuanto a su alimentación su dieta se compone de peces como anchoítas, sardinas y merluzas; moluscos, como calamares, y crustáceos, como el langostino.
El viaje migratorio se relaciona con el movimiento estacional que realiza la anchoita, una de sus principales presas, que durante nuestro invierno, luego de haber migrado desde nuestra Patagonia, desovan en las costas de Brasil. (InfoGEI)Ac