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Todo por amor: un castense recorrió 420km en bicicleta para sorprender a su hija en su cumpleaños de 15

Es cierto, el amor por un hijo es una de las experiencias más profundas e intensas que una persona puede vivir, es un amor incondicional, que no depende de circunstancias o condiciones, y está lleno de una conexión única. Julián es el protagonista de esta hermosa historia, que, a partir de una promesa de puro amor, esfuerzo físico, constancia y predisposición pudo sorprender a su hija Delfina, luego de 4 días y 3 noches de ruta, pudo llegar a Venado Tuerto (Santa Fe).

Julián Sedano, un castense por adopción, vivió durante los últimos meses del 2024, una de las etapas más emocionantes de su vida desde que decidió realizar esta aventura, “la idea se me metió en la cabeza a mediados de septiembre, quería hacerle un regalo a mi hija que cumplía los 15 el 29 de diciembre, necesitaba demostrarle que la distancia que nos separa desde hace 2 años no era tanta para mí y tomé la determinación de recorrer esos 420 km en mi bicicleta”

No fue fácil, el recorrido era extenso, hacía falta una preparación determinada, ponerse bien físicamente y llevar adelante un entrenamiento adecuado para lograr el objetivo deseado, “empecé a entrenar los fines de semana y a cuidar mi alimentación como nunca lo había hecho, si bien trato de hacer deporte, nunca me había esforzado tanto”, indicó Julián.

“Muchas veces había recorrido esa distancia en moto, en auto, en colectivo, y conozco bien las rutas, pero en bicicleta era muy distinto el desafío. Por eso me di cuenta que tenía que entrenar todo el tiempo que tuviera, y que tenía que fortalecer las piernas y la cabeza, porque psicológicamente también es un reto, creo que la motivación de llegar y darle ese abrazo después de cuatro días de pedalear, esa fue la motivación que todo el tiempo me dio la fuerza”

EL VIAJE

Julián partió desde Castex el 25 de diciembre bien temprano en la mañana, cuatro días antes del cumpleaños de Delfina, “El 24 a la noche, en la cena de Nochebuena, no tomé nada de alcohol, es la primera vez que hago eso, la primera vez que me cuido tanto, sabía que al otro día a las 5 de la mañana debía tener todo listo”

“conseguí las cosas que me faltaban, traté de llevar lo justo y lo necesario, carpa, termo, colchón inflable de una plaza, un poco de ropa, varias remeras, casco, chaleco reflectario, una cocinita para calentar agua, lo necesario para acampar”.

Julián realizaba intervalos de 100 kilómetros y hacía noche en camping, se reabastecía con lo necesario y seguía en la ruta. “Pedaleé mayormente a la mañana, trataba de meterle cinco o seis horas de pedaleo a la mañana, y a la tarde trataba de terminar los 100 kilómetros que me había propuesto como meta por día”

“El primer día no lo padecí tanto, porque fue como un día de entrenamiento, pero el segundo día sentí mucho el cansancio, porque tenía que recorrer la misma distancia que el día anterior, así que las piernas lo sintieron, ya estaba muy lejos para empezar a pensar que no podía, así que seguí adelante, me tocaron días de viento, en dos o tres ocasiones tuve que bajar a la banquina por el tránsito”

LA RUTA

El trayecto además de ser extenso, por momentos presentaba complicaciones para Julián, las altas temperaturas y el tránsito jugaron su papel, “uno en la ruta se da cuenta que más allá de que la gente respeta, o no sé si respeta, pero se cambia de carril para, lógico, para no atropellarte, más allá de que hacen eso, por ahí coincidía que venían camiones de frente y vehículos de atrás y me dejaban poco espacio,  así que para no complicar a nadie, ni tampoco provocar un accidente, me bajaba a la banquina. No pinché, no me pasó nada raro, no tuve que reparar la bicicleta, no me pasó nada de eso, en cada estación de servicio me compraba agua, agua fría, porque en la ruta se calienta al ratito, la temperatura me acompañó, si bien hizo más de 30 en alguna ocasión, lo sufrí, pero no tanto”

ANÉCDOTAS

Todo viaje que es emocionante deja algo para contar, situaciones especiales que se dan en un momento determinado, “en una estación de servicio, una familia paró a cargar combustible y se baja una señora con sus dos hijas y cuando salen de comprar de la estación, me dan una bolsa con frutas y me dicen, ¡toma, es para vos!, te la compramos para vos, y bueno, yo le agradecí y me preguntó de dónde venía, a dónde iba y por qué hacía lo que hacía, y cuando le conté que era una sorpresa, porque mi hija se entera el día siguiente que yo salgo, cuando le conté todo esto a esta familia, las chicas abrazaron a su mamá, yo creo que sintieron la calidez de mi testimonio y creo que lo entendieron perfecto, entonces cuando ellas entendieron lo que yo les explicaba, fue como que se abrazaron inconscientemente y dijeron, ¡wow!, qué buena onda, qué lindo esa demostración de amor”

Julián llegó a Venado Tuerto el 28 de diciembre en horas de la tarde, fueron 4 días y 3 noches de viaje en bicicleta, atrás quedaron los largos recorridos, las noches en los campings y las jornadas calurosas sobre la ruta. Julián arribó a su destino un día antes del cumpleaños de 15 de Delfina, el recibimiento fue el esperado, el momento que Julián deseaba en cada pedaleada se hizo posible luego de aquel interminable abrazo…