Leo Andrada: del bullying a los escenarios internacionales del fisicoculturismo
A los 21 años, el castense Leo Andrada se prepara para cumplir un sueño que parecía lejano: representar a la Argentina en un mundial de fisicoculturismo natural en Los Ángeles, Estados Unidos. Su historia es una mezcla de esfuerzo, disciplina y superación personal.
“Arranqué el año pasado y ya este año metí cuatro o cinco competencias, ahora viene la sexta. Para arrancar, creo que bastante bien, es mi segundo año compitiendo”, cuenta con una sonrisa que combina orgullo y humildad.
En el último torneo disputado en Viedma, Leo obtuvo dos primeros puestos y dos segundos lugares, un resultado que lo posiciona entre los mejores del país y lo clasifica a la próxima competencia internacional WNBF Natural, que se desarrollará el 1 de noviembre en Termas de Río Hondo. Este evento será clasificatorio al Mundial que se realizará el 22 y 23 de noviembre en Los Ángeles.
“El fisicoculturismo es un arte”
Para quienes no conocen la disciplina, Leo lo explica con claridad:
“Es un arte donde mostrás tu trabajo durante años posando, mostrando tu físico, el sacrificio, la constancia. No es solo subirte al escenario, atrás hay alimentación, entrenamiento, trabajo… todo va de la mano.”
El joven recuerda sus comienzos marcados por la inseguridad y el bullying:
“Yo arranqué porque era muy flaquito, pesaba 40 kilos y sufría bullying por eso. Entré al gimnasio para cambiar y dejar de pasar esas cosas. Hoy miro para atrás y me doy cuenta de todo lo que logré.”
“Es una carrera muy solitaria”
El camino del fisicoculturismo no es sencillo.
“Si no estoy cocinando, estoy entrenando; si no entreno, estoy trabajando. Es una carrera muy solitaria. No hago lo que hacen los chicos de mi edad, pero este deporte te enseña disciplina y sacrificio”, explica.
Con solo 21 años, Leo dedica su tiempo completo al deporte: entrena, estudia y trabaja para financiar su preparación. “Todo lo que gano lo invierto en comida, inscripciones y viajes. Ya tengo pago el torneo internacional de Paraguay, el próximo mes, así que seguimos a full.”
Un ejemplo de esfuerzo
Su carrera ya suma dos títulos internacionales:
“Tengo dos: el Panamericano en Misiones y el Sudamericano en San Pablo. Esas experiencias me marcaron mucho, conocí atletas de otros países, aprendí de ellos y me inspiraron para seguir creciendo.”
Ahora, su foco está puesto en la WNBF Natural, una de las competencias más rigurosas del mundo.
“Me tengo que ir dos días antes para los controles antidoping: análisis de sangre, orina y hasta polígrafo. Es lo que más me gusta, porque competís en igualdad de condiciones. Si clasifico, voy a estar en el Mundial de Estados Unidos, y sé que lo vamos a lograr.”
Pese a los logros, Leo reconoce que el apoyo económico es limitado.
“No tengo sponsor, me ayuda un poco la Municipalidad y Adriana Rolhaiser de Rotisería Dawa me dio una mano en San Pablo, pero nada más. Aun así, confío en que con trabajo todo se puede.”
Su sueño a largo plazo es grande:
“Yo quiero llegar a un Mister Olimpia o un Mister Olimpia Sudamericano. Son las competencias más importantes. Para los 30 años me veo ahí. Este es mi camino, mi forma de vida.”
De la adversidad al ejemplo
Leo concluye con una anécdota que resume su recorrido:
“Hace poco un chico me pidió una foto y me hizo acordar a mí cuando tenía 13 o 14 años, flaco, con 40 kilos. Sentí que si puedo inspirar a alguien, todo valió la pena. No sé si llegué muy lejos todavía, pero siento que cada paso vale el esfuerzo.”