
Según Busto, “los signos más comunes son fiebre, dolor de garganta, náuseas y llagas dolorosas en la boca —en lengua, encías o mejillas—, acompañadas por un sarpullido en las palmas de las manos, plantas de los pies o glúteos. En bebés y niños pequeños puede manifestarse irritabilidad y pérdida del apetito”.
El médico señala que la enfermedad es altamente contagiosa, se transmite a través del contacto directo con secreciones respiratorias, saliva, y líquidos de ampollas, así como por superficies contaminadas, por lo que “la higiene de manos y evitar el contacto cercano cuando hay síntomas son fundamentales para prevenir brotes”.
Respecto al tratamiento, el Dr. Busto explica que no existe una cura específica, dado que la enfermedad suele ser benigna y autolimitada: “Generalmente los síntomas desaparecen en 7 a 10 días. Lo que hacemos en Vitalis es recomendar reposo, buena hidratación, analgésicos comunes (sin aspirina) si es necesario, y medidas para aliviar el dolor en la boca”.


El médico aprovecha para instar a los padres y cuidadores a “no tomar la aparición de ampollas como algo trivial”: “Ante fiebre persistente, dificultad para beber o tragar, o si los síntomas se prolongan más de 10 días, deben consultar cuanto al especialista de confianza”.
Desde Vitalis, el llamado es mantenerse alerta, especialmente en hogares con niños pequeños o en aquellos vinculados a jardines de infantes y espacios comunitarios —lugares donde la EMPB puede propagarse con facilidad— y tomar medidas de higiene y prevención para cuidar la salud de los más vulnerables.













