Un nuevo femicidio sacudió a la localidad de Isidro Casanova, del partido de La Matanza hoy. Se trata de un hombre de 78 años, identificado como Ramón Acuña, que asesinó a su novia de 35 y luego intentó suicidarse.
El acusado actualmente está detenido a disposición de la justicia ya que es el sospechoso del femicidio de María Dolores Juncos, en una vivienda ubicada en Fournier 1051 de esa localidad. Tras haber intentado quitarse la vida, permanece internado y será indagado mañana.
El fiscal Gastón Duplaá, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Temática Homicidios Dolosos del Departamento Judicial La Matanza, solicitó esta mañana al Juzgado de Garantías la conversión en detención del aprehendido.
Acuña quedó imputado por el delito de “homicidio agravado por el vínculo de pareja existente con la víctima y por haberse perpetrado contra una mujer por un hombre y mediare violencia de género”, es decir, por femicidio.
La escena fue descubierta cuando una empleada de limpieza que trabajaba en el inmueble de Acuña escuchó gritos y con la hija del hombre encontraron a la víctima fallecida en la cama.
Además, el sospechoso también estaba tendido al costado suyo con heridas de arma blanca en la garganta, por lo que llamaron al número de emergencias 911.
“Tenían una relación desde hace un año y hoy supuestamente tenían que ver una casa, por eso se quedó a dormir en la casa de él, pero ella no solía hacerlo“, contó a Télam Karina, hermana de Juncos.
“La mató de múltiples puñaladas, después, por las pisadas, se ve que él fue al baño y de ahí volvió a acostarse y se cortó el cuello al lado de mi hermana, que estaba boca abajo y vestida“, aseguró la hermana de la víctima.
“Él siempre tenía esos arranques de gritarle, la amenazaba, tenía que salir corriendo para estar con él si se sentía mal“, relató Karina.
Personal de Policía Científica, a cargo de los peritajes dispuestos por el fiscal Duplaa, secuestró un cuchillo que será analizado con el fin de establecer si efectivamente fue el usado para matar a la mujer, quien vivía en Lomas de Zamora con sus tres hijas de 15, 10 y 8 años. “Quiero que quede preso y que pague por lo que hizo”, concluyó Karina.