Acompañados por sus familias, vecinos y miembros de la comunidad, los pequeños participaron activamente de la oración guiada por el Padre Juan Carlos y las catequistas Norma, Carina, Graciela y Marilú. Cada niño representó una oración —un Padre Nuestro o un Ave María— y, a medida que se avanzaba en el rezo, las luces se encendían una a una, simbolizando la unión de las oraciones por las misiones en todo el mundo.
“Fue una forma muy significativa de cerrar este mes especial. Los chicos aprendieron a rezar el Rosario, comprendiendo su sentido, y con este gesto se unieron espiritualmente a todos los niños de la Diócesis y del mundo que rezan por las misiones”, expresaron las catequistas.
El encuentro fue un momento de profunda espiritualidad, comunión y esperanza, en el que las familias acompañaron a los más pequeños en su camino de fe. La luz de las velas encendidas representó no solo las oraciones, sino también el compromiso de seguir transmitiendo los valores de la fe, el amor y la solidaridad.
Así, con emoción y devoción, la comunidad castense cerró un nuevo Mes del Rosario, reafirmando su unión en la oración y su compromiso misionero.
