Uno de los cinco yaguaretés registrados en Formosa fue asesinado por cazadores furtivos. Ayer se difundieron a través de redes sociales varias fotografías que muestran cómo este animal en riesgo crítico de extinción fue cazado, carneado y desmembrado. Entre las imágenes publicadas se identifican al menos a cuatro personas que presuntamente perpetraron este crimen.
El hecho ocurrió al norte de Estanislao del Campo, una localidad a 250 kilómetros de la capital provincial. En una publicación en las redes sociales del Ministerio de Producción y Ambiente de Formosa aseguran haber detenido a los presuntos autores, aunque no precisaron cuántos. LA NACIÓN trató de contactarse con el Ministerio sin éxito. No obstante, fuentes cercanas al caso informaron a este medio que por ahora hay un detenido y dos allanamientos. Aún no se sabe si encontraron la piel, la carne o las patas del yaguareté.
Nicolás Lodeiro Ocampo, cofundador y actual director ejecutivo de la Red Yaguareté, estimó que este ejemplar fue asesinado la semana pasada, porque en ese momento fue cuando recibió las primeras fotografías. Descartó que sea una red de tráfico o cazadores organizados: “Suelen ser gente de campo que sabe ‘cuerear’, pero desde hace varias décadas que no existen los tigreros, que eran cazadores de yaguaretés”.
Unos días antes de que la Justicia provincial lo supiera, Lodeiro Ocampo y la red que preside se dieron cuenta de que conocían a este felino en particular. También sabían que era de Formosa. “Es uno de los cinco yaguaretés que tenemos registrados en toda la provincia. Conocemos sus manchas”, afirmó.
Él explicó que las manchas son como la huella digital del yaguareté, cada animal tiene una forma distinta. Y las que encontraron en las fotografías que recibieron coincidieron con uno de los cinco ejemplares registrados en Formosa. Ahora quedan cuatro.
Para el director de la Red Yaguareté, en Formosa, la caza de este felino es más sencilla que en otros sitios. Él trabaja mucho en Chaco, en especial en el Parque Nacional El Impenetrable. “Es común entre la gente que trabaja allá escuchar disparos fuera de la reserva, cruzando el río Bermejo en el lado formoseño”, describió en diálogo con LA NACIÓN.
Lodeiro Ocampo lleva al menos 25 años protegiendo a esta especie y considera que en términos de Justicia, el fuero más efectivo ha sido siempre el Federal.
Además de la poca centralidad en la agenda, Natalia Cardozo, coordinadora de Asuntos Penales de la Administración de Parques Nacionales explicó que las penas para este tipo de delitos son mínimas. “Como máximo se pueden dar cinco años y resultan excarcelables”, detalla en conversación con LA NACIÓN. Lodeiro Ocampo calcula que desde 2005 hasta ahora han ayudado a abrir 72 causas, en ningún caso hay presos. Lo que sí hay son multas.
Además de la causa penal, en estos casos suele también incluirse un proceso administrativo para sumar multas que pueden escalar a varios millones de pesos. La última vez que la Justicia formoseña abrió una causa similar fue a principios del año pasado. En ese caso, el monto fue de $3.377.000, lo que el juez calculó que representaba el 10% del valor del ejemplar que los cazadores asesinaron.
Según explicaron estos dos especialistas, la protección del yaguareté es algo que se impulsa por voluntad propia. Son las personas sensibles al tema, sean activistas o funcionarios, los que tratan de impulsar una mayor protección, sea con medidas preventivas como el monitoreo, como punitivas. Sin embargo, los números son desalentadores. “Vamos restando la cantidad de ejemplares”, resumió Cardozo.
Por ahora, Cardozo solicitó a la justicia provincial transferir el caso al fuero federal. Así, la Administración de Parques Nacionales pueda ser querellante en la causa. “Esto nos parece importante, pues el yaguareté es un monumento natural, máximo nivel de protección a nivel nacional y es atribución del organismo participar en las causas que involucran estos delitos”, justifica.
LA NACIÓN