
De acuerdo al relevamiento de CAME, entre el 6 y el 8 de diciembre se desplazaron 1.377.810 turistas, un 43,5% más que en el mismo feriado de 2023. La estadía promedio fue de dos noches, por debajo de los 2,6 días del año pasado, en línea con un escenario de menor poder adquisitivo que impulsa escapadas más cortas y cercanas. El gasto promedio diario por turista se ubicó en $ 90.495, un 8,8% mayor en términos reales frente a 2023, y el desembolso total del fin de semana alcanzó los $ 249.370 millones, un 20,1% más en la comparación interanual.
En el acumulado de 2025, se celebraron ocho fines de semana largos en los que viajaron 13.342.750 turistas por el país, generando un movimiento económico estimado en $ 2.971.578 millones. Estos feriados se consolidan como una herramienta clave para dinamizar las economías regionales y sostener la actividad de miles de pymes vinculadas al turismo.
La Pampa: fiestas, campo y naturaleza como principales atractivos
En La Pampa, el movimiento turístico del fin de semana largo fue moderado, pero constante. La provincia sostuvo su presencia en el mapa nacional apoyada en festividades locales, propuestas rurales y experiencias vinculadas a la naturaleza y la vida al aire libre, productos que se consolidan como sello distintivo del destino.

Entre los eventos más convocantes se destacó el Festival de la Mujer Hachera en La Maruja, una celebración que pone en primer plano el trabajo de la mujer rural a través de destrezas gauchas, actividades deportivas, espectáculos folklóricos y propuestas musicales. La fiesta reunió a vecinos, vecinas y visitantes interesados en la identidad pampeana y en la revalorización de las tareas ligadas al campo.
Otro de los polos de atracción fue la Fiesta del Chorizo Seco en Vértiz, que volvió a reunir a familias, productores y turistas alrededor de esta tradición gastronómica regional. Degustaciones, puestos de comida típica, artesanías y música en vivo dieron marco a una celebración que gana peso año a año y apunta a consolidarse como referencia dentro del calendario provincial.
Además de las fiestas populares, varios destinos pampeanos reportaron un flujo estable de visitantes motivados por la tranquilidad del paisaje, el turismo rural y los entornos naturales. Parque Luro, con su bosque de caldén y el avistaje de fauna, se mantuvo entre los más elegidos para escapadas cortas. También lo hicieron el Parque Nacional Lihué Calel, con sus sierras, senderos y huellas arqueológicas, y el complejo Casa de Piedra, que atrajo a quienes buscaron experiencias náuticas y descanso en torno al lago.
La capital provincial, Santa Rosa, se sumó al movimiento con una oferta que combinó cultura, museos, arquitectura contemporánea, teatro y gastronomía local, además de una infraestructura hotelera y de servicios que permite recibir tanto turismo regional como de otras provincias.
En un contexto nacional donde muchos destinos se apoyaron en grandes festivales, shows masivos o propuestas urbanas de alto impacto, La Pampa apostó a la combinación de fiestas populares, turismo rural y naturaleza. Ese mix permitió sostener un flujo moderado de turistas y excursionistas, reforzando la idea de una provincia que construye su perfil turístico sobre la base de la identidad local, las tradiciones y el contacto directo con el entorno pampeano.













