
El 1° de abril de 1991 comenzó a regir la convertibilidad, implementada por el ministro de Economía, Domingo Cavallo, durante la primera presidencia de Carlos Menem. El plan del economista surgía como la solución a la elevada inflación, luego de la hiper de fines de los ’80.
«El valor de nuestra moneda está, sin dudas, perfectamente asegurado y nadie tiene que temer por la evolución futura de la paridad cambiaria. El peso, que a partir de primero de enero valdrá igual que el dólar, es una moneda destinada a perdurar con ese valor por muchos años, me atrevo a decir por décadas», aseguraba el funcionario en un discurso pronunciado el 6 de abril del ’91.
El «uno a uno», rápidamente, daba sus frutos: en dos años, la inflación pasó de superar los 2.300 puntos a sólo un dígito.

Sin embargo, tuvo un alto costo: la paridad de la moneda local con el dólar desalentó la competitividad de la industria argentina, favoreció el ingreso de importaciones en detrimento de la producción local y generó inéditos niveles de desocupación. Además, la pobreza, que había logrado bajar durante el primer mandato del riojano, trepó a casi el 40% a fines de 1999.
Hacia fines de los ’90, la convertibilidad exhibía serias incosistencias. Sin embargo, los principales candidatos a suceder a Menem, Eduardo Duhalde y Fernando de la Rúa, prometían continuar con este esquema.
Todo estalló a fines de 2001. El programa implementado por Cavallo se volvió insostenible y derivó en la más grave crisis política, económica y social de este siglo en la Argentina.
Llegó a su fin el 6 de enero de 2002. Fue el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, ya bajo la presidencia de Duhalde, quien impulsó la salida del «uno a uno».
Un debate que vuelve
A 31 años, en medio de la «guerra» contra la inflación y ante los vanos esfuerzos del Gobierno nacional por domarla, un sector de la clase política propone dolarizar la economía. El debate fue instalado por el diputado libertario Javier Milei y llevado al Congreso, mediante un proyecto, por el legislador radical Alejandro Cacace.
La iniciativa provocó diferencias en la oposición. Uno de sus principales referentes, el titular del radicalismo y gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, tildó de «payasesco» el proyecto y dijo que hay que ser «irresponsable» para plantear que la dolarización es la salida al problema inflacionario.















