El exgobernador Carlos Verna reapareció públicamente este domingo electoral y generó un fuerte cimbronazo político en el peronismo pampeano. Tras votar en la Escuela N° 264 de General Pico, convocó a la prensa local y, en una conferencia en solitario, rompió un prolongado silencio para lanzar una serie de declaraciones que reconfiguran la interna del PJ provincial.
“Temía en la reunión, en la campaña, que no me invitaran. Le pregunté al secretario administrativo, por lo de la invitación, por qué no me habían invitado, y me dijo que el senador Bensusán le había dicho que no me invitaran”, relató Verna ante los medios.
El exmandatario recordó que durante la anterior conformación del Partido Justicialista, él era delegado departamental titular de Maracó, acompañado por Fernanda Alonso como suplente. “A mí me parecía una falta de respeto que Fernanda, que es la intendenta de Pico, no estuviese en el consejo, por eso había convenido ir con ella y le habíamos avisado al partido”, explicó.
“En este caso la conformación cambió, Fernanda es secretaria titular del partido. Por lo tanto, la decisión de ir o no ir a una reunión del Congreso yo entiendo que debería ser mía, no de Bensusán. Mucho menos de Bensusán, que es el primer senador peronista por la minoría”, subrayó con tono crítico.
En otro pasaje de su intervención, Verna marcó un contraste con la trayectoria electoral de sus antecesores y sucesores en el Senado: “Desde que se instaló el sistema de votación directa para elegir senadores en La Pampa, hemos sido senadores Marín, Lovera y yo, siempre por la mayoría. Siempre ganamos las elecciones. Él fue el primero que las perdió. Así que no creo que tenga autoridad, o por lo menos no tiene votos, para poderme dar indicaciones a mí sobre lo que tengo que hacer”.
Pese al tono desafiante de sus declaraciones, Verna evitó confrontar con el gobernador Sergio Ziliotto, a quien no mencionó en sus críticas y quien fue el único dirigente “a salvo” en su discurso.
El reingreso de Verna al debate público ocurre en un contexto de tensión interna dentro del justicialismo pampeano, marcado por la elección legislativa y las reconfiguraciones del poder territorial de cara al futuro del espacio.
Su aparición, inesperada y sin acompañamiento de otros dirigentes, reaviva la figura del exgobernador como actor con peso propio en la política provincial y deja abierta la puerta a nuevas repercusiones dentro del peronismo.
